El delegado del sindicato de la Carne no acepta la venta con despidos o
indemnizaciones a largo plazo. ¿Quiés es y cómo piensa? Su historia en
esta nota.
DeBariloche
Por Daniel Marzal
dmarzal@rionegro.com.ar
El conflicto sindical más importante de los últimos meses en Bariloche está trabado por la negativa de un grupo de trabajadores de la carne a aceptar un arreglo que sólo garantizaría continuidad laboral para unos pocos y cesantías con indemnización en cuotas para el resto.
Los obreros mantienen tomado el frigorífico Arroyo desde fines de octubre, decididos a sostener sus reclamos. A la cabeza de la protesta está el delegado Manuel Mardones, quien actúa desde hace meses como vocero de sus pares y ganó notoriedad el día que enfrentó en pleno Centro Cívico a un cacique sindical de peso mucho mayor, Walter Cortés, quien lo había acusado de "encapricharse" en impedir el acuerdo.
A pesar de las presiones empresarias, del sindicato de Comercio (que comparte presencia en el frigorífico) y también del gobierno provincial, Mardones eligió no retroceder.
"Me puedo equivocar, pero si uno se mete al sindicalismo es por algo -aseguró-. Hay códigos y hay principios que no se pueden dejar a un costado".
Mardones tiene 36 años, tiene "secundario incompleto" (hasta tercer año) y lleva la mitad de su vida como empleado de Arroyo. Su padre también trabajó y se jubiló en esa firma.
Cuando entró al frigorífico, en 1997, empezó por las tareas auxiliares, hasta que aprendió el oficio y se desempeñó durante varios años como "partidor de medias reses y despostador".
Admitió que la toma de la planta de faena es una medida drástica y a veces duda, ya que de los 30 trabajadores que participaron de la asamblea inicial hoy quedan menos de la mitad.
"Pero no aflojamos porque tenemos la tranquilidad de estar haciendo las cosas a favor de los compañeros -señaló-. A mí que me digan cualquier cosa, pero yo los cruzo por la calle y a todos los puedo mirar a la cara".
Aseguró que llegaron a la toma del edificio "porque las marchas y escraches no le movieron un pelo" a la empresa.
Mardones dijo que Arroyo pasó por su mejor momento en 2003 y 2004, cuando tenía más de 200 empleados y sostenía la actividad local con el rédito de otro frigorífico que operaba en La Pampa y exportaba carnes por "cuota Hilton".
Luego la barrera antiaftosa hizo estragos, comenzaron los despidos y los retiros voluntarios hasta que el plantel se redujo hasta los actuales 72 trabajadores. Finalmente la empresa entró en convocatoria de acreedores y cerró sus puertas en agosto. Ahora busca un comprador interesado en sacarla de la postración. Uno de ellos es el Frigorífico Río Negro, que aceptó recibir a Arroyo sólo con 30 empleados y despedir al resto con indemnizaciones a pagar hasta 2018.
Empleados de Comercio aceptó esa solución, pero Mardones y sus compañeros se resisten. "A mí nunca se me pasó entongarme con los empresarios", aseguró.
Lamentó la división entre los trabajadores porque "sólo beneficia al patrón", pero dijo que no está dispuesto a ceder por dinero.
Aseguró que el dueño de Frigorífico Río Negro llegó a proponerle una oferta con la que pensaba destrabar le conflicto. "Me dijo que a mí y a Sergio Núñez (el otro delegado) nos ponía la plata de la indemnización toda junta, y mirá que es mucho, porque son 18 años más el cargo sindical -contó-. Pero yo le pregunté qué hacía con todos los demás y me dijo que mantenía la indemnización en cuotas. Entonces lo mandé a la mierda. La plata no me va a cambiar".
Insistió en que no quiere profundizar el enfrentamiento con Cortés porque su batalla es "contra una empresa que largó a todos los trabajadores a la calle sin siquiera un telegrama".
Agregó que su posición es "respetar las protestas de otros sindicatos" y pretende que los respeten de la misma forma.
Empezar desde cero
El inicio de Mardones en la actividad gremial tiene sus singularidades. Cuando entró a Arroyo, hace casi 20 años, el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria de la Carne no tenía ninguna presencia y "sólo pasaba cada tanto a cobrar los aportes".
Mardones dijo que en sus primeros años vio "muchas injusticias", porque los obreros "trabajaban sin categorías y sin horarios". A veces entraban a las 4 de la mañana y cumplían turnos de más de 12 horas.
"Empecé a charlar con la gente -recordó-, empecé a buscar y leer: el Convenio Colectivo de Trabajo, las leyes laborales, el nomenclador de tareas". Mardones no tardó entonces en enhebrar los primeros reclamos.
Con los años 2000 llegaron los primeros acuerdos para categorizar al personal y para establecer horarios y tareas encuadradas en el convenio. En 2004 Mardones fue elegido delegado por primera vez. Poco después integró la lista encabezada por el secretario general provincial, Jorge Andrade, y quedó a cargo de la secretaría de Finanzas.
En 2011 obtuvo licencia gremial paga "porque correspondía de acuerdo a la cantidad de empleados de Arroyo", pero luego el plantel se redujo y a comienzos de este año, por un planteo de la propia empresa, volvió a trabajar y se manejó sólo con "algunos permisos gremiales", hasta que cesaron las actividades.
Dijo que mucha gente que no conocían se solidarizó con la toma y les lleva alimentos "lo mismo que el Frente de Izquierda". Mardones se quejó de que los sindicatos de Bariloche, en general se mantuvieron indiferentes, "salvo el sindicato de Prensa y también Ovidio Zúñiga (de Gastronómicos), que se pusieron a disposición".
Insistió en cuestionar el acuerdo con el Frigorífico Río Negro "porque la plata en buena parte la va a poner la provincia, y eso la sociedad no lo va a aceptar. Uno se pregunta si va a ser así por qué no expropian".
Reconoció sin embargo que la prolongación del conflicto es un desgaste para todos. "Llegamos hasta acá y queremos mantenernos firmes, pero uno ve que se acerca las fiestas y se quiere matar", admitió Mardones.
dmarzal@rionegro.com.ar
El conflicto sindical más importante de los últimos meses en Bariloche está trabado por la negativa de un grupo de trabajadores de la carne a aceptar un arreglo que sólo garantizaría continuidad laboral para unos pocos y cesantías con indemnización en cuotas para el resto.
Los obreros mantienen tomado el frigorífico Arroyo desde fines de octubre, decididos a sostener sus reclamos. A la cabeza de la protesta está el delegado Manuel Mardones, quien actúa desde hace meses como vocero de sus pares y ganó notoriedad el día que enfrentó en pleno Centro Cívico a un cacique sindical de peso mucho mayor, Walter Cortés, quien lo había acusado de "encapricharse" en impedir el acuerdo.
A pesar de las presiones empresarias, del sindicato de Comercio (que comparte presencia en el frigorífico) y también del gobierno provincial, Mardones eligió no retroceder.
"Me puedo equivocar, pero si uno se mete al sindicalismo es por algo -aseguró-. Hay códigos y hay principios que no se pueden dejar a un costado".
Mardones tiene 36 años, tiene "secundario incompleto" (hasta tercer año) y lleva la mitad de su vida como empleado de Arroyo. Su padre también trabajó y se jubiló en esa firma.
Cuando entró al frigorífico, en 1997, empezó por las tareas auxiliares, hasta que aprendió el oficio y se desempeñó durante varios años como "partidor de medias reses y despostador".
Admitió que la toma de la planta de faena es una medida drástica y a veces duda, ya que de los 30 trabajadores que participaron de la asamblea inicial hoy quedan menos de la mitad.
"Pero no aflojamos porque tenemos la tranquilidad de estar haciendo las cosas a favor de los compañeros -señaló-. A mí que me digan cualquier cosa, pero yo los cruzo por la calle y a todos los puedo mirar a la cara".
Aseguró que llegaron a la toma del edificio "porque las marchas y escraches no le movieron un pelo" a la empresa.
Mardones dijo que Arroyo pasó por su mejor momento en 2003 y 2004, cuando tenía más de 200 empleados y sostenía la actividad local con el rédito de otro frigorífico que operaba en La Pampa y exportaba carnes por "cuota Hilton".
Luego la barrera antiaftosa hizo estragos, comenzaron los despidos y los retiros voluntarios hasta que el plantel se redujo hasta los actuales 72 trabajadores. Finalmente la empresa entró en convocatoria de acreedores y cerró sus puertas en agosto. Ahora busca un comprador interesado en sacarla de la postración. Uno de ellos es el Frigorífico Río Negro, que aceptó recibir a Arroyo sólo con 30 empleados y despedir al resto con indemnizaciones a pagar hasta 2018.
Empleados de Comercio aceptó esa solución, pero Mardones y sus compañeros se resisten. "A mí nunca se me pasó entongarme con los empresarios", aseguró.
Lamentó la división entre los trabajadores porque "sólo beneficia al patrón", pero dijo que no está dispuesto a ceder por dinero.
Aseguró que el dueño de Frigorífico Río Negro llegó a proponerle una oferta con la que pensaba destrabar le conflicto. "Me dijo que a mí y a Sergio Núñez (el otro delegado) nos ponía la plata de la indemnización toda junta, y mirá que es mucho, porque son 18 años más el cargo sindical -contó-. Pero yo le pregunté qué hacía con todos los demás y me dijo que mantenía la indemnización en cuotas. Entonces lo mandé a la mierda. La plata no me va a cambiar".
Insistió en que no quiere profundizar el enfrentamiento con Cortés porque su batalla es "contra una empresa que largó a todos los trabajadores a la calle sin siquiera un telegrama".
Agregó que su posición es "respetar las protestas de otros sindicatos" y pretende que los respeten de la misma forma.
Empezar desde cero
El inicio de Mardones en la actividad gremial tiene sus singularidades. Cuando entró a Arroyo, hace casi 20 años, el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria de la Carne no tenía ninguna presencia y "sólo pasaba cada tanto a cobrar los aportes".
Mardones dijo que en sus primeros años vio "muchas injusticias", porque los obreros "trabajaban sin categorías y sin horarios". A veces entraban a las 4 de la mañana y cumplían turnos de más de 12 horas.
"Empecé a charlar con la gente -recordó-, empecé a buscar y leer: el Convenio Colectivo de Trabajo, las leyes laborales, el nomenclador de tareas". Mardones no tardó entonces en enhebrar los primeros reclamos.
Con los años 2000 llegaron los primeros acuerdos para categorizar al personal y para establecer horarios y tareas encuadradas en el convenio. En 2004 Mardones fue elegido delegado por primera vez. Poco después integró la lista encabezada por el secretario general provincial, Jorge Andrade, y quedó a cargo de la secretaría de Finanzas.
En 2011 obtuvo licencia gremial paga "porque correspondía de acuerdo a la cantidad de empleados de Arroyo", pero luego el plantel se redujo y a comienzos de este año, por un planteo de la propia empresa, volvió a trabajar y se manejó sólo con "algunos permisos gremiales", hasta que cesaron las actividades.
Dijo que mucha gente que no conocían se solidarizó con la toma y les lleva alimentos "lo mismo que el Frente de Izquierda". Mardones se quejó de que los sindicatos de Bariloche, en general se mantuvieron indiferentes, "salvo el sindicato de Prensa y también Ovidio Zúñiga (de Gastronómicos), que se pusieron a disposición".
Insistió en cuestionar el acuerdo con el Frigorífico Río Negro "porque la plata en buena parte la va a poner la provincia, y eso la sociedad no lo va a aceptar. Uno se pregunta si va a ser así por qué no expropian".
Reconoció sin embargo que la prolongación del conflicto es un desgaste para todos. "Llegamos hasta acá y queremos mantenernos firmes, pero uno ve que se acerca las fiestas y se quiere matar", admitió Mardones.
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